Mexi-Beatleismo

Beatles y su significado social en Mèxico

Para quien, en México, tenga mas de 42 años y le gusten los beatles, hablar de ellos o conversar con quienes conozcan de ellos es una práctica común y hasta en cierto modo excesivamente fanática. El culto entre esas personas es extremo y cae en el radicalismo de arengar con las generaciones jóvenes con exactamente los mismos argumentos que fueron arengados en su momento: "Eso sí es música, no como las porquerías de ahora". Aunque confieso cierta empatía al respecto, la música de hoy es terrible.

Pero el tema "Beatles" es algo bastante mas complicado y complejo de lo que pueda sonar, especialmente en países como México en donde la beatlemanía parece, si bien que ya se fue, ha dejado, un marcado eco que no deja de sonar. Parecerá mentira pero incluso Inglaterra guardó por un rato el beatleismo mientras en Latinoamérica lo mantuvimos despierto y EEUU confrontaba la deshonrosa verdad de que los grupos de ultraderecha en el poder eran sospechosamente culpados de la muerte del beatle mayor, John Lennon, en manos de un supuesto fanático demente en 1980.

Habría que hacer una análisis sobre lo que sí y lo que no es verdad dentro del culto beatle en México pero sería meterse en camisa de once varas tomando en cuenta que México es uno de los países del llamado tercer mundo en los que la gente es dada a las modas y sus exageraciones, no en balde México es un país idóneo para vender basura que no se consume en países mas adelantados, ejemplo el Roñatón, la música de banda y Justin Bieber. Sin embargo en el caso de Los Beatles (y todo el rock británico de los años sesenta) las cosas fueraon bien diferentes y existió un cambio generacional tan marcado que se dieron lugar modas psicológicas "antiadulto" cobijando a una supuesta juventud "incomprendida", pero el contexto real de la "Nueva Rebeldía" venía heredándose de años antes con el Rock 'n' Roll de Elvis. Como sea llegaron figuras mexicanas como Toño de la Villa y Javier Bátiz a cambiar el movimiento inclinándolo por su cuenta al beatnick existencialista (sin relación con Beatles) mientras los niños ricos se divertían con el jazz, las gorras de pintor y las barbas de filósofo fracasado.

Fue con la llegada de Los Beatles a Estados Unidos que en México las clases altas comenzaron su consumo en 1964 y, cuando Radio 590 - La Pantera (Núcleo Radio Mil) inició sus programas de rock nuevo (en aquel entonces), la invasión británica llegó de golpe a las clases trabajadoras, los choferes de camión, los taxistas, los empleados de taller, los comerciantes de los mercados y en suma de todos los ciudadanos que componen la cotidianeidad del funcionamiento de la Ciudad de México. Eventualmente Los Beatles llegaron a toda la república de una u otra manera y de ahí surgió la costumbre de incluir al menos un disco en la colección, junto a los discos de Lupita Palomera, Pedro Infante, Las mañanitas Guadalupanas y La Sonora Santanera, superando incluso a grupos mexicanos del momento como Teen Tops y todos esos.

Los años setenta fueron indiscutiblemente los decisivos para la beatlemanía mexicana y los portavoces del movimiento post beatle eran "Radio 590", "Radio Mil", "Radio Éxitos" y "Universal Estéreo" (hasta hoy la única que ha sobrevidido a la modernidad, aunque no tarda en caer) y se daban repentinos brotes de grupos de barrio que intentaban tocar solo beatles terminando en el mundo cumbianchero bajo la presión de sus padres de "recuperar la costosa inversión". Así y todo, en México, Argentina y Brasil Los Beatles seguían tan vigentes como en sus mejores años mientras en el primer mundo eran Bee Gees, Kiss, Donna Summer, Abba y otros artistas de música ligera los que, se supone, lideraban las listas y las modas. El Rock per sé se había divorciado del comercialismo y daba excelentes bandas de rock que hoy son también leyenda, tal es el caso de The Who, Jethro Tull, Pink Floyd, Queen y otros de la talla, inspirados en beatles, cabe señalar.

Inglaterra y el mundo occidental parecían haber aletargado a los Beatles aunque la UNICEF tuvo la ocurrencia de pedir al grupo reunirse para una actuación benéfica con la que fueron despachados tal y como se habían acercado. Fue en 1980 cuando John Lennon quiso regresar por sus fueros y ponerse a la cabeza de las listas con un Rock renovado pero con la misma esencia con la que había empezado 20 años antes. Desgraciadamente todos conocemos el fatal desenlace de ese 1980. John fue hartera y cobardemente asesinado a tiros por un hijo de su puta madre que ojalá se pudra en la cárcel.

Fue la muerte de John la que marcó dramáticamente el regreso y reventa millonaria de las colecciones de The Beatles no solo en México sino a nivel mundial, por todos lados aparecieron bandas tributo, clubs de fans y hasta modas de ropa que recordaban aquella época. Repentinamente surgio una gran admiración (en muchos casos real) por los cuatro de Liverpool, que curiosamente resultó ser un fenómeno de confirmación respecto a la teoría de que la gente prefiere a Los Beatles como grupo por encima de sus carreras como artistas solistas. Sin embargo, en algunos puntos de la difusión masiva ocurrió un fenómeno paralelo que colocó la canción "Imagine" dentro de lo que mucha gente piensa que es parte de la discografía grabada por los Beatles como grupo. Quien lee, debe saber que esa canción la grabó John Lennon con Klaus Voorman y Ringo Starr en mayo de 1971, justo en el momento en que John repudiaba mas su pasado con los Beatles. No es de extrañar que cuando los conocedores le preguntan a alguien no doctado en el tema, "Te gustan los Beatles?", muchas veces recibe una estúpida respuesta: "Sí, la que mas me gusta es "Imagina"". Lo cierto es que el porcentaje de fans que se inclina por la discografía específica de alguno de ellos como solista, es bastante mas reducido en comparación con el porcentaje de la gente que admira el legado de los beatles.

En México no dejaron de suceder cosas increíblemente insólitas en esos términos. Cuando el Rock era moda (1968 a 1978), el público se dividía en dos perfiles bien marcados, los "Nice" que escuchaban rock académico (progresivo) y que se componía de gente elitista que, ya bien por el nivel escolar o ya bien por las condiciones económicas, despreciaban fieramente a todos los demás, es decir, al otro perfil, los consumistas, que a su ves se dividían también en dos: los "barrio" (o lo que llamaban "la nacada") y los posers que pretendían escuchar rock pero en realidad aplaudían cualquier cosa que fuera promovida por la radio comercial. Sin embargo todos ellos parecían tener una predilección muy especial hacia Los Beatles. Podrían haber existido a quienes no les gustan, los hay hoy en día y los hubo en los sesentas, pero componen una notable minoría. Así las cosas, los años ochenta avanzaron hacia una desvirtuación de la música que terminó con cosas como el "Rap" y sus posteriores hijos además de la lambada y otras modas nocivas que terminaron llevando a artistas sin estudios ni preparación a firmar contratos de grabación dando vida a la "Onda Grupera". En los noventas la música de mala calidad, artística y poética, se apoderó hasta de la televisión (que antes se destacaba por menospreciarlos) y los gruperos se convirtieron en autoridades.

Los años noventa no fue, en el sentido de la pérdida de calidad artística, privativo de nuestro país. En todo el mundo el rock dejó de ser un rubro de importancia y, de hecho, bajo su pretexto se hicieron cosas que justificaban insolencia y mala educación (lo que hoy es aún hasta una gracia). En cuanto a los beatles y su culto, y precisamente por esto surgieron los puntos anteriores, los años ochenta representaron una especie de "Gloria de memorias" en la que George Harrison y Ringo Starr asumieron un respetuoso duelo de hermanos que habían perdido al hermano mayor de manera trágica, sin tratar de aprovecharse de ello. Dieron a su público sus correspondientes lamentos y trataron de no hacer ruido excesivo para sacar partido de la muerte de John. Paul McCartney por el contrario, intentó por todos los medios de minimizar a John como leyenda, tratando de escalar incluso sus propios logros figurando siempre en primera plana. En 1983 su popularidad estaba ensombrecida por John Lennon y buscó el modo de retratarse con Michael Jackson para que el público nuevo lo asumiera a él como el Beatle vigente (en realidad como Paul McCartney el solista) y se enfrascó en experimentos "musicales" tan aberrantes como de pésima calidad. A esas alturas Paul tenía mas éxito en los negocios que como músico y ni su participación en Live Aid, 1985, limpió la mala impresión que los beatlefans en todo el mundo se hicieron de él.

Los noventas fueron marcados por un oleaje opuesto. El que hubiera sido productor de los discos de los Beatles, George Martin, y la compañía disquera, EMI Capitol, iniciaron el proyecto de realizar la famosa Antología. Su primer idea se basaba en lanzar grabaciones alternas y tracks rechazados solicitando permiso, irónico, a la compañía de Michael Jackson para poder elaborarlo. Esa compañía, aún siendo propietaria de las canciones de Los Beatles, tenía que pedir permisos genéricos a las cuatro partes inmiscuídas. Es decir, obtener una firma de conformidad por parte de los tres beatles sobrevivientes y de la viuda de John Lennon. Tomando en cuenta la intransigencia de una nueva rica con ideas estúpidas como Yoko Ono y la postura de burgués barato de Paul, la cosa no pintaba muy bien para el proyecto. Insólitamente Yoko dio su consentimiento (condicionando que ni Cynthia ni Julian fueran siquiera mencionados, no al menos en grado de importancia) y Paul vio el modo de aprovecharse de ello. Aunque suene dificil de entender, fue una buena decisión -la de Paul-. Apoyando la creación de la Antología apoyada por películas, Paul McCartney recuperó, en parte solamente, la simpatía de sus antiguos admiradores. A este punto, el culto Beatle adoraba al grupo como tal pero, de modo individual, Paul era considerado como el fresa del grupo, el niño burgués y vendido. En México hubo un tiempo en que pocos aceptaban a McCartney como un beatle en forma, por extraño que resulte.

La década del 2000, fue la de los contrastes. México cayó en todo sentido musical y artístico, cualquier mujer que lanzara berridos aceptables y entonados era coronada como "La diva de las bandas", los grupos mexicanos de rock dejaban mucho qué desear. Los que no hacían repetitivo y mal realizado Rock Urbano, grababan cosas mas propias de la música pop que del rock. El Rock and Roll cayó hasta la cloaca (e irónicamente una telenovela de Televisa le dio cierta resurrección) en tanto las estaciones rockeras de radio en la capital habían desaparecido así como los cines y muchas cosas que garantizaban un buen nivel de cultura. La cultura musical de México iniciaba su declive y las cosas comenzaron a perder su sentido real de ser. Aún con esto, el culto Beatle ofrecía el único oásis que refrescaba la escena logrando incluso que la gente no olvidara del todo toda aquella música de los años sesenta. Este otro fenómeno (los mexicanos que no sabemos ser equilibrados, carajo) también dio lugar a dos tendencias opuestas: La cultura Retro y la Neostalgia Camp. Ambas confundidas casi siempre ya que la primera es remembranza de épocas cuyas cosas y conceptos de calidad son veneradas como algo que se fue y que muchos quisieran que revivieran, la segunda es, por otro lado, una, precisamente, nostágica manera de recordar todo lo viejo, especialmente cosas que en su momento destacaron precisamente por su mala calidad y hasta en cierto modo el mal gusto. Aún así, la beatlemanía seguía, y sigue, tan vigente como en los mismos años sesenta, bien sea por el retro y la neostalgia o bien sea por cultura de herencia misma. El concierto gratuito masivo que Paul McCartney ofreció en el zócalo de la ciudad de México el 10 de mayo de 2012 es una prueba fehaciente de ello.

El día de hoy, Los Beatles siguen siendo, para mucha gente, esos cuatro surgidos de la provincia norteña llamada Liverpool que se hicieron famosos bajo la tutela de un empresario judío, Brian Epstein, que bien supo venderlos a nivel mundial en el momento correcto y la época correcta. Son, para su público mexicano, los Cuatro Fabulosos que revolucionaron la música. Por todos lados existen grupos tributo, algunos hasta viven de ello. Hay innumerables clubes de fans que se destacan mas por sacarle dinero a sus agremiados que por crear un verdadero culto en forma. Existen discografías que se venden en sitios destinados como el tianguis del Chopo así como su memorabilia y hasta, en extremos casos, trajes reviviendo sus diferentes etapas, en especial los trajes grises de las giras y los de la portada del Sargento Pimienta, así como las muchas interpretaciones del famoso "Abbey Road" que, por cierto, ha sido plagiada hasta el cansancio.

Hoy el culto es hablar de John, Paul, George y Ringo. La gente del culto no acepta Lennon, McCartney, Harrison o Starr porque es una manera de separarlos o hacerlos exclusivos. Aunque es menester aclarar que John Lennon es considerado una especie de mesías del rock que ha superado al mismísimo Elvis. En México hablar de Los Beatles es éxito garantizado (díganmelo a mí) pero hablar de ellos como solistas, para mucha gente, en un asunto muy poco interesante. Aún así es sorprendente que tanto John como George son una especie de beatles consentidos tal vez porque partieron pronto o tal vez por ser los guitarristas del grupo. Guitarristas como yo consideramos que George era el músico de las seis cuerdas aunque también consideramos que Paul era, mal que bien, el altamente capacitado para "hacer música casi por encargo" (frase de Hunter Davies).

Los Beatles en México son un culto que trascenderá a nosotros mismos como sociedad.

Messy Blues

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